Emprendimientos Gastronómicos en Chimbas Casi no tienen días de descanso y laburan de lunes a lunes como uno más de sus mozos o cocineros. Fundaron sus emprendimientos con familiares y amigos y pudieron pasar de la venta callejera a establecerse. Si bien muchos les recomendaron irse a Capital, ellos eligen quedarse en el lugar que los vio crecer y desarrollarse como emprendedores. Atienden mesas, toman pedidos y cobran como uno más de sus empleados. Lo que parece ser el secreto del éxito es que no hay descanso: hay que estar en los detalles. A La Chapa: Metros de Cola para Probar el Lomo “Neeeño” No importa si hacen 40º a la sombra, la gente llega desde las 21.30 porque quieren conseguir una mesa en A La Chapa, un lugar que se llena rápido. Yendo derecho por Salta hacia el norte, se puede llegar en cuestión de minutos. El negocio está ubicado metros antes de Saavedra y es fácil de identificar: las mesitas en la vereda, luces y mucha gente. César Navas tiene 39 años y hace 11 fundó el delivery que creció exponencialmente en plena pandemia y se ganó el nombre porque lo que uno pedía llegaba realmente “a la chapa”. “Fue una idea de mi hermano y yo, acompañados por nuestras mujeres. Arrancamos con un delivery que en ese tiempo era gratis y nos llamaban mucho porque no había nadie que entrara a los lugares que nosotros entrábamos, esos que todos consideraban ‘peligrosos’ y nunca tuvimos problemas”, cuenta César. La Parrillita Gulera: La Hamburguesa Chimbera de Receta Familiar Elías González tiene 26 años y arrancó con una parrillita que le prestó su tía. Vendía en la calle para mantener a su familia. Fue papá a los 17 años y esa fue la primera señal de que algo tenía que hacer. De su madre heredó la receta para hacer la hamburguesa casera que hoy es la que piden en toda la provincia. “Yo soy del Barrio Natania VIII. He trabajado en restaurantes, en gastronomía y en fiambrería, y por eso conocía los productos desde adentro. Primero empecé a vender choris en la calle y ahí me di cuenta de que podía generar un emprendimiento”, cuenta Elías. El Restó de Fer: De la Ventanita de las Viandas al Bodegón Chimbero Fernanda y Franco se casaron hace 9 años y su emprendimiento gastronómico nació hace 10. Mientras otras parejas salían a cenar, a fiestas o cumpleaños, Fernanda cocinaba y Franco la ayudaba a tomar pedidos. El primer paso fue Azúcar y Sal, un negocio de viandas que atendía por una ventanita en calle Salta, a metros de Centenario. “En nuestra casa hicimos una ampliación y ahí teníamos la cocina que la adaptamos, era comida para llevar”, recordó Franco. Es que era él quien tomaba los pedidos y atrás, cocinando, estaba Fernanda. “Fer es mi esposa, ella es la gastronómica que estudió y se recibió en el San Nicolás de Bari”, dice Franco con orgullo.