El día que Jorge Bergoglio sorprendió al arrodillarse para que un grupo de pastores evangélicos orara por él El momento icónico en el Luna Park Fue fruto de una confusión. Pero terminó como un acto de amor y respeto entre dos religiones que por mucho tiempo antagonizaron. Todo ocurrió en el escenario del Luna Park, en junio de 2006. Jorge Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires, se arrodilla en el escenario del Luna Park y los pastores que están allí le imponen las manos sobre la cabeza para orar por él. La imagen fue tan fuerte y conmovedora que dejó sin habla y con lágrimas a muchos de los presentes. Un encuentro interreligioso sin precedentes Nadie sabía qué protocolos o qué jerarquías se habían salteado, o si correspondía esa forma, pero la mayoría de los presentes, unas 6000 personas, salieron con la sensación de haber vivido un momento testigo. Los fotógrafos que cubrían el evento se lanzaron a tomar la foto y los colaboradores del arzobispo dudaban si convenía que esa escena trascendiera, pensando en los detractores de Bergoglio. La conclusión final fue, pasó lo que pasó, punto. Fomentando el diálogo interreligioso Para entender lo que pasó, hay que decir que Bergoglio venía alentando desde hacía años el diálogo interreligioso. Ya en la crisis de 2001, había sido uno de los impulsores de la llamada Mesa del Diálogo. Se convocaron tanto a pastores como a sacerdotes a orar por el país, y así, durante varios años, las autoridades del Consejo de Pastores de la Ciudad se reunían con un grupo de sacerdotes. De esos encuentros nació una amistad y muchas de las diferencias que los mantuvieron en veredas enfrentadas se disiparon. Preparativos para el encuentro del 2006 Fue en 2006 cuando un grupo de católicos carismáticos y evangélicos, que habían mantenido encuentros conjuntos bajo el nombre Comunión Renovada de Evangélicos y Católicos en el Espíritu (Creces), decidieron celebrar un encuentro ecuménico en el Luna Park. Bergoglio estuvo no solo entre los referentes del lado católico, sino que también invitó al predicador de la Casa Pontificia a sumarse como orador principal. Un evento festivo y de unión El encuentro empezó temprano y había largas filas para entrar. Al ingresar al estadio, el cardenal primado de la Argentina se detuvo con un grupo de jóvenes y tomó un mate. Fue un evento de larga duración donde Bergoglio eligió sentarse con la gente, como un asistente más, y fue testigo de momentos clave del evento. La oración y el acto de humildad Uno de los momentos más emotivos fue cuando los presentes dieron una cálida recepción al cardenal, quien, como es su costumbre, pidió que oraran por él. La confusión que dio origen a la icónica escena surgió cuando Bergoglio pidió a los pastores que rezaran por él, y ellos lo tomaron al pie de la letra, rodeándolo y orando por él. Reflexiones y la unidad en la diversidad La multitud no vio divisiones entre católicos y evangélicos. Todos compartieron alabanzas y predicaciones. Bergoglio expresó que se empezaba a ver una diversidad reconciliada, dando un mensaje de unidad en la fe. Su visión de que todos los credos tienen un punto de conexión los ha llevado a incluir a muchos en su diálogo interreligioso. Legado de Francisco como líder ecuménico No fue la primera ni la última demostración de su ecumenismo. Durante su